Worky, plataforma mexicana de software de Recursos Humanos y nómina, prevé que en América Latina hasta un 26 por ciento de las horas laborales podrían automatizarse hacia 2030, impactando principalmente en los puestos operativos y de nivel inicial.
En este contexto, está emergiendo una nueva estructura empresarial en forma de diamante: más delgada en las puntas —que concentran los niveles bajos y altos— y con mayor densidad de talento en el centro, lo que dificulta los ascensos verticales y favorece trayectorias profesionales no lineales.
Y es que, con el avance tecnológico, la inteligencia artificial está asumiendo tareas de análisis de datos, generación de reportes y procesos rutinarios, funciones que antes servían como campo de entrenamiento para profesionales junior.
“Estamos dejando atrás las estructuras piramidales con grandes bases de talento joven. Hoy, la IA nos empuja hacia un modelo en diamante, con una base muy estrecha para puestos de entrada, un centro robusto de especialistas y la cúpula directiva. Esto significa que la puerta de acceso al mundo corporativo se ha vuelto mucho más angosta y exigente”, explica Maya Dadoo, CEO de Worky.
En México, el 64 por ciento de los CEO asegura estar rediseñando sus operaciones para depender menos de mano de obra intensiva y más de automatización, análisis de datos e inteligencia artificial, sobre todo en funciones que antes eran semillero de talento junior, como reportes, análisis operativo y tareas repetitivas.
De acuerdo con el INEGI, el 36.4 por ciento de la población económicamente activa tiene entre 15 y 29 años, lo que convierte a la juventud en un pilar demográfico y económico. Este segmento se concentra principalmente en Ciudad de México y Estado de México, seguido de Nuevo León y Jalisco, según datos de Worky.
“Más que un número, esto representa un semillero de talento impactado desde su punto de partida. Las posiciones operativas y de entrada, tradicionalmente utilizadas para adquirir experiencia profesional, podrían estar en riesgo de desaparecer”, advierte Dadoo.
Actualmente, México cuenta con cerca de 31 millones de jóvenes, lo que representa casi una cuarta parte de la población. Cada año, cerca de un millón de egresados universitarios buscan incorporarse a un mercado laboral que les presenta un panorama cada vez más complejo.
“Si los líderes empresariales y de talento no actúan con rapidez, México corre el riesgo de perder su bono demográfico sin haberlo capitalizado. El dilema es claro: si desaparecen las oportunidades para adquirir experiencia, ¿cómo se formarán los líderes y especialistas que las empresas necesitarán mañana?”, plantea la CEO de Worky.
El riesgo, añade, es la creación de una generación fantasma de profesionales: jóvenes con gran potencial académico pero sin el entrenamiento práctico para ser relevantes en la era de la IA.
“No podemos esperar que la experiencia surja por arte de magia. Delegar esta responsabilidad a las universidades o a la sociedad sería una evasiva peligrosa. Las compañías que hoy deciden no formar talento junior, mañana se preguntarán por qué no encuentran líderes senior”, añade.
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