México está dentro de los 10 países con mayor agotamiento, ocupa el lugar 9 a nivel mundial y el tercero en América, debajo de Brasil y Estados Unidos.
Para Salvador De Antuñano, Human Resources Director de Adecco, el cierre de año suele convertirse en un factor adicional de estrés y agotamiento laboral. A las exigencias propias del trabajo se suma, para la mayoría de las personas, un incremento en la carga de responsabilidades personales, como la organización de eventos, la planeación de reuniones familiares y la coordinación de múltiples actividades que pueden resultar abrumadoras.
A este escenario se añade el aumento de los gastos típicos de la temporada, lo que genera preocupaciones financieras e incluso el temor a contraer deudas. En este contexto, más del 60 por ciento de los trabajadores en México reporta sentirse agotado por exceso de trabajo, una señal clara de que el síndrome de burnout continúa en ascenso dentro de los entornos laborales.
El directivo define el burnout como un estado de agotamiento directamente asociado al desempeño laboral. Sus efectos van más allá del impacto en la salud física y emocional de las personas, ya que también compromete capacidades clave como la creatividad, la toma de decisiones y el rendimiento general. En términos organizacionales, esto se traduce en mayores niveles de rotación, ausentismo y una disminución en la calidad del trabajo.
De acuerdo con el estudio La Fuerza Laboral del Futuro, elaborado por Adecco, el 67 por ciento de los mexicanos ha experimentado agotamiento laboral. El informe también revela que los puestos gerenciales son los más afectados: 68 por ciento de quienes ocupan posiciones de liderazgo reportan mayores niveles de desgaste en comparación con otros niveles jerárquicos.
“El agotamiento de los colaboradores perjudica a las empresas al propiciar ambientes laborales menos colaborativos, reducir el compromiso y, en consecuencia, provocar la pérdida de talento clave. En este contexto, las organizaciones tenemos la oportunidad y la responsabilidad de implementar estrategias de acompañamiento que promuevan la resiliencia, el equilibrio y la salud mental”, advierte De Antuñano.
Frente a esta realidad, el especialista subraya la necesidad de adoptar un enfoque proactivo. “Crear entornos de apoyo y cuidado no es solo una medida de bienestar, sino una inversión estratégica que impacta directamente en el éxito sostenible del talento humano y del negocio. Al priorizar la salud mental y emocional de sus colaboradores, las empresas pueden mitigar los efectos del burnout, recuperar la productividad y fomentar un entorno donde la creatividad y el desempeño óptimo puedan prosperar”, concluye.
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