En México, solo el 54 por ciento de las personas se siente satisfecha con su empleo, lo que implica que casi la mitad de la fuerza laboral inicia sus jornadas sin motivación. Este escenario alimenta la rotación, el presentismo y el aumento de las “renuncias silenciosas”, de acuerdo con Hogan Assessments, firma especializada en ciencia de la personalidad.

A diferencia de la renuncia silenciosa —en la que hay una reducción deliberada del esfuerzo—, el quiet cracking o “agrietamiento silencioso” ocurre cuando el desempeño se mantiene, pero la salud mental y el compromiso se deterioran. Para las organizaciones, esto significa que colaboradores aparentemente sólidos pueden “quebrarse” de un momento a otro, generando impactos culturales y financieros de largo plazo.

Hogan asegura que este fenómeno puede prevenirse mediante cinco acciones clave:

• Invertir en desarrollo y crecimiento profesional. El quiebre silencioso surge cuando el empleado no ve futuro. Mapear talento y clarificar rutas de carrera restaura propósito y pertenencia.
• Formar líderes empáticos. La motivación muchas veces depende más del liderazgo que de la tarea. Capacitar a los jefes para escuchar, retroalimentar y acompañar momentos de estrés es esencial.
• Alinear valores y motivadores. La falta de compromiso no siempre significa bajo desempeño; a menudo es falta de alineación entre lo que inspira al empleado y lo que la empresa espera.
• Medir y actuar de manera continua. El quiet cracking no aparece en indicadores de productividad. Encuestas de clima y análisis de comportamiento permiten detectar señales tempranas.
• Crear espacios seguros de diálogo. Muchas personas saben que están al límite, pero no encuentran dónde expresarlo. Canales de comunicación abiertos y escucha activa pueden evitar que problemas menores se vuelvan crisis.

“El reto para los líderes es no dejarse engañar por la productividad aparente. Un empleado puede seguir entregando resultados mientras ya está emocionalmente agotado y desconectado. Detectar este desequilibrio es clave para actuar a tiempo”, advierte Sherman.

Las señales de alerta incluyen ansiedad creciente, pérdida de entusiasmo, insomnio, fatiga, baja participación en reuniones y un distanciamiento emocional del equipo o de los proyectos.

“Son señales que deben tomarse en serio”, añade Sherman. “Solo invirtiendo en desarrollo, empatía y alineación de valores podrán las organizaciones evitar que las personas lleguen al punto de quiebre. El bienestar sostenido debe verse como un componente esencial de la estrategia del negocio.”

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