En México, más del 54 por ciento de los trabajadores afirma sentirse frustrado con su empleo. De ellos, un 24 por ciento atribuye esa sensación a la falta de flexibilidad horaria, seguida por la ausencia de oportunidades de crecimiento y la escasa participación en la toma de decisiones.
El estudio Retos y perspectivas del trabajo de WeWork México revela que los esquemas híbridos o remotos marcan una diferencia significativa: el 84 por ciento de quienes los adoptan perciben un incremento en su productividad, el 80 por ciento reporta una mejor calidad de vida, un 76 por ciento asegura mejoras en su salud mental y el 75 por ciento dice sentirse más feliz y satisfecho en el plano profesional.
El informe también señala que las generaciones más jóvenes son las más vulnerables a la insatisfacción laboral. El 65 por ciento de los centennials y el 44 por ciento de los millennials reconocen altos niveles de frustración, principalmente por la rigidez de sus esquemas de trabajo y la dificultad para equilibrar lo personal con lo profesional.
Este desgaste se acentúa en el segundo semestre del año, cuando el cansancio acumulado exige una pausa real para recargar energía.
“Desconectarte no significa detenerte, significa darte el espacio para volver con más claridad y motivación. Hoy, el descanso es una inversión estratégica para las personas y para las empresas que quieren retener talento”, afirma Leydis Castro, People Partner Manager de WeWork Latam.
Esa desconexión no siempre implica salir de viaje. Muchas veces basta cambiar de escenario para escapar del piloto automático: alejarse de la rutina diaria puede convertirse en un verdadero acto de recuperación. Cada vez más trabajadores buscan espacios abiertos, entornos más tranquilos y mayor autonomía sobre sus horarios, con el fin de rediseñar la manera en que viven el trabajo.
En este nuevo paradigma, el equilibrio dejó de ser un lujo y se consolidó como una prioridad. Las vacaciones, en este contexto, se convierten en un recurso estratégico tanto para los empleados como para las organizaciones: ayudan a reducir el burnout, fortalecen la moral, mejoran la relación con la empresa y permiten regresar con una perspectiva renovada.
Al final, descansar no es detenerse: es avanzar con mayor conciencia.
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