Los líderes son el modelo de cómo los demás se comportan, de manera que, si manejan su rol con inteligencia emocional, las demás personas serán más propensas a hacer lo mismo y los beneficios para la empresa se multiplican.

“Estas características de un buen líder, con manejo adecuado de su inteligencia emocional, puede proporcionar a la empresa un clima de aceptación y confort que incide en un mejor rendimiento de la persona en el trabajo y de las relaciones interpersonales”, afirma Clelia García, Directora Clínica de Terapify.

Por ello la plataforma de terapia psicológica en línea y especializada en el cuidado de la salud mental, además del bienestar de los colaboradores, comparten 10 características comunes:

1. Fomentan entornos seguros, en los que los colaboradores se sienten cómodos para asumir riesgos calculados, sugerir ideas y expresar sus opiniones.
2. Son capaces de escuchar la voz de todos y de dialogar de manera asertiva, incluso no estando de acuerdo.
3. Saben que pueden cometer errores que perjudiquen a otros y pueden pedir perdón si eso sucede. No hay un ego involucrado en el proceso.
4. Pueden percibir cuando alguien de su equipo no está bien -a través de sus expresiones faciales y lenguaje corporal- y hacer algo apropiado para ayudarlo.
5. Saben reaccionar cuando alguien se pone “emocional”. Buscan entender qué originó esa emoción y lo ayudan a encontrar la calma.
6. Reconocen que a veces se debe tomar decisiones de manera racional, pero también valoran las emociones, incluso aquellas que son incómodas.
7. Buscan mantener un lugar de trabajo positivo, en el que se cree un ambiente agradable y las personas se lleven bien.
8. Logran motivar e inspirar a su equipo. Buscan que todos conecten con el propósito de lo que hacen.
9. Pueden mantener una actitud positiva, a pesar de que las cosas vayan mal. No descargan su frustración o enojo con el equipo, sino que conocen maneras de regular sus emociones.
10. Son capaces de reconocer el esfuerzo de todos y de brindarles retroalimentación positiva. Demuestran una preocupación genuina por todos.

“Trabajando junto con las empresas, somos testigos del poder que tiene el ambiente laboral en la salud mental de los empleados y el impacto positivo que puede generar el trabajar en el fortalecimiento de la inteligencia emocional de las personas que la integran para que el trabajo sea una fuente de bienestar y salud”, abunda García.

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