Ante la entrada en vigor de la Ley Silla, especialistas recomiendan que las organizaciones adopten un enfoque integral que combine asesoría técnica en ergonomía con apoyo multidisciplinario en áreas como medicina, nutrición y psicología. Estas medidas no solo previenen lesiones, sino que también ayudan a reducir la rotación y el ausentismo laboral.
De acuerdo con Lockton México, un bróker que se destaca por ofrecer consultoría para empleados, la falta de acompañamiento técnico puede tener el efecto contrario: agravar trastornos musculoesqueléticos, elevar la rotación de personal e incluso derivar en sanciones económicas severas.
“Algunas empresas actúan sin el respaldo adecuado, aplicando soluciones improvisadas que no necesariamente cumplen el objetivo de mejorar el bienestar del trabajador”, señaló la doctora Annel Lozano, subdirectora de Estrategia de Salud Be Well en Lockton México.
Los sectores operativos como retail, banca, seguridad, distribución, gasolineras y manufactura concentran la mayor parte de trabajadores en posición de pie. Según Lozano, entre 60 por ciento y 70 por ciento de la fuerza laboral en estos giros carece de la infraestructura necesaria para cumplir con la disposición.
En contraste, industrias como la de alimentos y bebidas han reportado disminuciones de hasta 20% en la rotación de personal tras implementar programas de ergonomía.
Los riesgos asociados a la bipedestación prolongada incluyen sobrecarga muscular y articular, dolor, fatiga, problemas cardiovasculares y complicaciones durante el embarazo. No obstante, especialistas advierten que no basta con colocar una silla: es indispensable diseñar protocolos de uso, elegir mobiliario ergonómico y garantizar espacios funcionales.
La Secretaría del Trabajo ya contempla la supervisión de esta norma dentro de sus auditorías, con sanciones que van de 250 a 2,500 UMAS (entre $28,000 y $280,000 pesos), dependiendo del tamaño de la empresa y la gravedad del incumplimiento.
En este sentido, Lozano enfatizó que la Ley Silla no debe interpretarse únicamente como una carga regulatoria, sino como una oportunidad para fortalecer la salud y productividad de los equipos. “Su cumplimiento impulsa una cultura organizacional centrada en la prevención, el bienestar y la retención del talento”, afirmó.
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