Pueden ayudar a formar un perfil formativo único para cada estudiante.
De acuerdo con Sylvie Pérez, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, las actividades extraescolares tienen un papel relevante en el desarrollo de los niños y niñas, porque les ayudan a descubrir intereses y potencialidades mientras favorecen su autonomía, su autoestima y el máximo desarrollo de sus capacidades.
"Pueden completar e impulsar la formación y el desarrollo de los niños y niñas, además de contribuir a formar personas únicas y con un perfil formativo diferenciado, lo que favorece su futura inserción social y laboral", estimó la catedrática de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC).
Y es que, cuando las actividades extraescolares que se cursan son del agrado de los niños y niñas, les generan experiencias positivas y ayudan a la formación de su autoestima.
Al respecto, Jordi Perales, tutor del máster universitario de Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje de la institución educativa, añade que lo anterior favorece un buen desarrollo socioafectivo, imprescindible para su futuro social y laboral.
“Además, son nuevos entornos socializadores y, en este sentido, son imprescindibles para que puedan aprender a identificar y gestionar emociones, formarse con otros referentes adultos, establecer amistades diferentes de las del colegio y el instituto.Asimismo, les aportan conocimientos y competencias que en el sistema educativo reglado pueden no trabajarse profundamente", señala.
Sin embargo, para que las extraescolares puedan aportar toda esa lista de beneficios, los expertos consideran clave tener presente que no se trata de un tiempo obligado; deberían ser un espacio donde los niños y niñas puedan desarrollar habilidades que consideren que pueden gustarles o encontrar ambientes en los que se sientan cómodos, aceptados y contentos.
Eso sí, puntualiza Perales, conviene tener claro que una actividad extraescolar no puede convertirse en algo sin criterio ni rigor, ya que, “no se trata solo de "compensar" aquello que la escuela no pueda ofrecer, sino de permitir al niño o niña que pueda dedicar su tiempo a actividades que le gusten”.
Aunque depende de las circunstancias de cada alumno, como orientación, Sylvie Pérez aconseja un máximo de tres tardes semanales ocupadas con extraescolares.
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