Aunque no existe un consenso sobre la duración ideal de un proceso de selección —pues factores como el momento en que cada candidato ve la vacante influyen—, más de la mitad de los trabajadores en México (53 por ciento) considera que debería durar entre una y dos semanas.

De acuerdo con el Termómetro Semanal de OCC, el 31 por ciento de los encuestados opina que el proceso debe concluir en menos de una semana, el 13 por ciento cree que dos o tres semanas es un plazo adecuado, y solo el 3% considera aceptable que se extienda a un mes o más.

La experiencia de los candidatos es clave: incluso quienes no resulten seleccionados pueden convertirse en promotores de la marca empleadora si viven un proceso ágil y respetuoso. Por el contrario, un proceso percibido como lento e ineficiente puede dañar la reputación de la empresa.

Planificar los procesos de reclutamiento con la perspectiva del candidato permite fortalecer el employer branding, atraer talento más calificado, reducir el abandono de procesos y facilitar negociaciones más efectivas.

Para lograrlo, los reclutadores pueden:

• Solicitar retroalimentación a los candidatos para identificar áreas de mejora y compartir los hallazgos con los hiring managers.
• Optimizar el número de entrevistas y tiempos, sin sacrificar los requisitos y metodología de la organización.

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