La desigualdad salarial, una realidad contundente en el mercado laboral mexicano, y un tema muy complejo de verbalizar para muchos trabajadores, es la diferencia de ingresos que perciben los colaboradores de una misma organización, con igual nivel de habilidades, rol, responsabilidades y condiciones, pero que beneficia a uno por razones que no tienen que ver con sus resultados o competencias.
Así lo define OCC y lo refrenda en su sondeo Termómetro Laboral, en el que desvela que 37 por ciento de los trabajadores no habla de su salario.
Como es una cuestión muy personal a la que cada quien tiene derecho hacer o responder, 50 por ciento solo habla de su salario con personas de confianza; 37 por ciento no lo hace por ser un tema delicado y 13 por ciento lo consulta abiertamente en su entorno laboral.
A decir del sitio de empleo, esta brecha salarial puede darse por diferentes factores: el género, etnia, influencia social, aspectos culturales o más. Sin embargo, en ocasiones, esta puede estar justificada, ya sea por la antigüedad del trabajador o nivel de dominio de ciertas habilidades.
Uno de los hallazgos principales es que 76 por ciento de los trabajadores en México sí ha experimentado diferencias salariales entre compañeros con las mismas funciones y responsabilidades, ya sea por género, edad o discapacidad. De ese porcentaje, 60 por ciento asegura que lo ha vivido personalmente, mientras que 16 por ciento lo ha observado en su entorno profesional, y 4.0 por ciento no sabe si fue por discriminación.
Las principales consecuencias para las organizaciones, advierte OCC, son una mayor rotación de talento, desconfianza y disminución de moral entre los colaboradores, una disminución de productividad, además de daños en la marca empleadora.
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