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Alejandro Híjar, Escritor Copywriter Formador y Speaker
EN BÚSQUEDA DE MI FELICIDAD
POR Alejandro Híjar, Escritor Copywriter Formador y Speaker, 16:48 - 14 de Junio del 2022
EN BÚSQUEDA DE MI FELICIDAD

Siempre se ha dicho que para sentirte realizado debes tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Hijos no tengo y árboles no he plantado, así que pensé “¿Por qué no escribes un libro?”. Dicho y hecho.

Fue más rápido de lo que yo esperaba para ser el primero. Primero había que pensar en que contar, qué podía interesar o en qué podía ayudar a mis futuros lectores. Pensé en una novela, pero para el primer libro no lo vi sencillo.

Pensando y desechando ideas, fui recordando unas cuantas historias que me habían ocurrido. En su momento me hicieron pensar y me ayudaron a tomar decisiones y cambiar.

Recopilé de mi memoria 17 historias reales y las escribí para ti. Me he permitido el lujo de escribir mis propias reflexiones. Esas que me hicieron pensar y que creo que a ti también lo harán. No pretendo que estés de acuerdo, ni siquiera que pienses igual que yo, pero si te hace pensar, el libro habrá valido la pena y si te sirven para mejorar, para conseguir la mejor versión de ti mismo, serán de las mejores inversiones que he hecho.

Al fin y al cabo, quiero ser feliz y una de las mejores formas que conozco es ayudar a los demás. Si consigo ayudarte seré feliz. Por cierto, el libro se titula 17 historias para ser Fuertes de Mente.

Te regalo el capítulo segundo. Una historia que habla de éxito, de diferentes maneras de ver la vida y de cómo ser feliz haciendo lo que te gusta.

Espero que lo disfrutes.

CAPÍTULO DOS

Ella lo tiene más claro que tú y que yo

Siempre he sido buen “escuchador”; no sé si existe esa palabra, pero se entiende.

Me encanta escuchar a la gente… bueno, a la gente que tiene algo que decir, algo que contar. A esas personas que necesitan ser escuchadas, no a las que les encanta que los escuchen.

Recuerdo una vez que Jorge, un amigo, vino un poco desesperado para hablarme de su hija:

—Álex, tienes que hablar con mi hija.

—Pero ¿qué ha pasado?

—Me tiene muy preocupado.

—¿Tu hija? ¿La persona más sensata que conozco? ¿Esa que de vez en cuando nos da lecciones a ti y a mí de cómo se hacen bien las cosas?

—Sí, esa misma.

—Me asustas ¿qué ha ocurrido?

—Habla con ella, no quiero influir… a ver qué opinas y le haces entrar en razón.

Marina es la chica más lista, sensata y capaz que conozco.

Quedé con ella y nada más verme, me dijo:

—¡Qué pesado es mi padre! ¿Te manda de negociador?

Me senté con ella y la escuché.

El problema era simple:

Ella, Marina, era la segunda entrenadora de un equipo semiprofesional de baloncesto, y quería seguir siendo segunda entrenadora durante toda su carrera profesional.

Su padre, no entendía que no quisiera ser la primera entrenadora, creía que ser segunda era acomodarse, no querer crecer, estancarse… por decirlo de otra forma, no quería salir de su zona de confort.

Marina lo tenía clarísimo:

El primer entrenador está más expuesto; lo conoce la gente, tiene que ir a ruedas de prensa, entrevistas con los medios, el segundo no. El primer entrenador en baloncesto dura una media de dos años en el mismo equipo, mientras que el segundo dura unos cinco años. En su ciudad había 10 clubs en los que poder trabajar, así que prácticamente podía pasar su vida laboral sin cambiar de ciudad.

El primer entrenador, además de saber de técnica, táctica, estrategia… tiene que motivar y mover al equipo en los momentos críticos y ella no se encontraba a gusto en ese papel Y lo último que me dijo: “si en esta vida solo hubiera gerentes, nadie te llevaría la comida a casa”.

Una vez más: Marina 1 – Su padre y yo 0.

Ella aceptaba sus limitaciones y a partir de ellas, arma su decisión. Ser cada día mejor segunda entrenadora, pero segunda. No estaba preparada para ser primera y seguramente sería una experiencia frustrante y no muy enriquecedora, así que mejor seguir haciendo lo que hacía bien, sabiendo que cada día hay que hacerlo un poquito mejor.

Cuando tienes un problema, cuando tienes que tomar una decisión, cuando te ocurre algo inesperado (tanto bueno como malo), la palabra clave es aceptar, me vale también asumir, pero nunca resignar. Fíjate en tu lenguaje corporal cuando dices resignar: bajas lo ojos, bajas la cabeza, te encojes…

Mientras que cuando dices «aceptar», la mirada es firme, directa y tu cuerpo permanece erguido. 

La diferencia fundamental entre aceptar y resignarse es la voluntariedad. Cuando lo aceptas es por tu propio convencimiento mientras que si te resignas es porque no te queda más remedio. La diferencia: lo haces por ti o lo haces porque no puedes hacer otra cosa. Hay que aprender a aceptar para ser Fuertes de Mente.

Aceptar que:

  • Hay situaciones que no puedes controlar y que no tienes que preocuparte de la solución, solamente tienes que ocuparte de la solución
  • Es muy difícil (por no decir imposible) ser el mejor
  • Aunque te lo repita tu madre, no eres el más guapo, ni el más listo, ni el más trabajador… no suelen ser muy objetivas
  • Hay cosas que nunca podrás hacer (nunca podrás ser) aunque lo intentes y te desvivas, ya que no solo dependen de ti o dependen de factores físicos que no cumples (a mí me hubiera gustado ser pívot en la NBA, pero mido 1,78…)
  • Ante la decisión de un tercero, puedes quedarte esperando a que se arrepienta o intentar entender por qué la ha tomado (que no significa que lo compartas), ver cómo te va a afectar y continuar con tu vida (buscando una solución si es necesario)
  • No siempre vas a tener razón
  • No le caes bien a todo el mundo
  • “Triunfar en la vida no es ganar, es levantarse y volver a empezar”, gran frase de Pepe Mújica (expresidente de Uruguay).

….

Seguramente tendrás que aceptar muchas más cosas. Cuando lo haces por ti, lo aceptas. Hasta que no lo aceptes, estará en tu cabeza rumiando y hasta que no salga de tu cabeza, no te dejará parar.

Tras despedirme de Marina, quedé con Jorge, su padre.

“Deja a Marina en paz, es la persona más sensata que conozco. Lo tiene más claro que tú y que yo. Déjala, sabe lo que tiene que hacer y cómo hacerlo”.

Le expliqué el porqué de la decisión de Marina y al terminar me dijo “Qué grande mi hija, será la mejor segunda entrenadora del mundo”.

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