Pasó de 38.3 a 40.1%, lo cual representa 1.8 puntos.
Derivado de una caída en el ingreso laboral promedio de los trabajadores y un aumento en los precios de la canasta alimentaria, de julio a septiembre de 2022, la pobreza laboral pasó de 38.3 por ciento a 40.1 por ciento respecto al segundo trimestre del año.
La pobreza laboral se define por el porcentaje de población que no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral, de acuerdo con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Datos del organismo refieren que entre el segundo y tercer trimestre de 2022, este indicador aumentó en ambos ámbitos de residencia: en el ámbito rural pasó de 52.0 por ciento a 53.2 por ciento, mientras que en el urbano pasó de 33.9 a 36.0 por ciento.
En 27 de las 32 entidades federativas se presentó un alza de la pobreza laboral entre el segundo y tercer trimestre de 2022. Guerrero, Sinaloa y Michoacán fueron los estados con mayor aumento en el porcentaje de pobreza laboral con 5.7, 3.7 y 3.5 puntos porcentuales, respectivamente. En contraste, Hidalgo, Coahuila y Morelos fueron las entidades con mayor reducción durante el mismo periodo con 6.2, 1.2 y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente.
Por otra parte, entre el segundo y tercer trimestre de 2022, la pobreza laboral aumentó a nivel nacional 1.8 puntos porcentuales. Las entidades con mayor porcentaje de pobreza laboral en el tercer trimestre de 2022 fueron Chiapas, Guerrero y Oaxaca con 69.6 por ciento, 68.2 por ciento y 62.5 por ciento, respectivamente.
Mientras que las entidades con menor porcentaje de pobreza laboral fueron Baja California Sur, Baja California y Chihuahua con 15.6 por ciento, 21.1 por ciento y 24.2 por ciento, respectivamente.
En materia de ingresos, el Coneval precisa que, en el tercer trimestre de 2022, se presentó una disminución del ingreso laboral real per cápita de 2.5 por ciento respecto al trimestre anterior, al pasar de 2 mil 880.91 a 2 mil 807.49 pesos, baja observada en todos los quintiles de ingreso y se dio principalmente en el primer quintil (el 20 por ciento de la población de menores ingresos) cuyo ingreso laboral real per cápita promedio tuvo una reducción de 8.9 por ciento.
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