Bajo la premisa de que discapacidad no es incapacidad, desde hace más de 18 años Onest Smart Logistics ha promovido activamente la inclusión laboral de personas con distintos tipos de discapacidad. Hoy, este compromiso se traduce en un robusto programa de productividad en el que participan más de 200 colaboradores en esta condición.
“A partir de ahí, entendimos que la inclusión no se trata solo de contratar, sino de eliminar la discriminación, respetar, aceptar y adaptar el entorno de trabajo”, señala Américo Flores, Director de Desarrollo Humano en Onest Smart Logistics, compañía especializada en soluciones integrales de logística y distribución.
Con el tiempo —explica—, esta visión se ha convertido en un pilar de la cultura organizacional. “Una vez que asimilas estos principios, avanzar hacia la diversidad se vuelve natural. Ya existe una base de respeto que facilita abrirse a otras formas de diversidad. Esto no solo nos hace una organización más humana, sino también más fuerte: al integrar distintos talentos y formas de pensar, se enriquece la operación”.
Consultado sobre los retos para fomentar la inclusión de personas con discapacidad, Flores enfatiza que es un proceso continuo. “Aunque logres crear un ambiente incluyente, con el tiempo se incorporan nuevos colaboradores que no siempre comparten esa visión desde el inicio. Por eso hay que trabajar todos los días en reforzar los valores de respeto, empatía y no discriminación. La cultura no se decreta: se construye a diario”.
Una de las claves, indica, es comenzar por el análisis del puesto. “Evaluamos a fondo los procesos, tareas, responsabilidades y herramientas necesarias. Después analizamos qué capacidades se requieren y si la persona candidata puede realizarlas. Siempre desde las capacidades, no desde la discapacidad”.
Según datos del INEGI, existe una brecha de 23 puntos porcentuales en la tasa de ocupación entre personas con y sin discapacidad. Solo alrededor del 30 por ciento de las personas con discapacidad tienen empleo. “Es un déficit enorme”, apunta Flores, pero cada vez más empresas se están sumando, abriendo vacantes sin restricciones y generando oportunidades reales.
Para el directivo, el mayor valor de la inclusión está en su capacidad para transformar miradas, ya que al convivir con personas con discapacidad, los paradigmas se rompen solos. “Dejas de ver la discapacidad y empiezas a ver a la persona, notas a alguien que cumple, que trabaja bien, que se esfuerza como tú y en ese momento desaparece la diferencia”.
“Lo importante es que quienes estamos convencidos, sigamos trabajando desde nuestras trincheras. Si logramos que una persona con discapacidad tenga una experiencia laboral plena, ya estamos rompiendo barreras. Y si cada empresa hiciera eso, aunque fuera con una persona, el impacto sería enorme”.
Para alcanzar este propósito, la tecnología desempeña un rol clave para derribar barreras. “Hoy entendemos que la discapacidad no es una enfermedad ni una incapacidad. Es el resultado de un entorno que no se adapta. Si alguien en silla de ruedas no puede subir escaleras, la solución no está en que camine, sino en poner una rampa. Si alguien no escucha bien, se le adapta un aparato auditivo. Si no comprende un lenguaje técnico, se le ofrece un contrato en lenguaje claro”.
De igual forma, Flores reconoce los esfuerzos legislativos para promover la inclusión, como las propuestas en el Senado mexicano para establecer cuotas obligatorias de contratación de personas con discapacidad. No obstante, también expresa reservas. La experiencia internacional muestra que, si no se trabaja la cultura organizacional de fondo, la cuota puede volverse una simulación. "Contratas a alguien para cumplir la norma, pero no lo integras realmente al equipo. Puede terminar aislado o, incluso, en su casa cobrando un sueldo sin tareas asignadas. Eso convierte la inclusión en un impuesto, no en una oportunidad”.
Finalmente, Flores lanza una reflexión poderosa: “La discapacidad no siempre es congénita. También puede ser adquirida. Todos, conforme envejecemos, vamos perdiendo facultades: vista, oído, movilidad. Entonces, cuando impulsamos la inclusión, no lo hacemos solo por ‘los otros’. Lo hacemos por todos. Incluso por nosotros mismos en el futuro”.
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