El coaching se ha consolidado como una práctica estratégica capaz de impactar todos los niveles de una organización. Y es que las empresas no se transforman por decreto, sino cuando su gente cambia y evoluciona. El coaching es, precisamente, una de las vías más efectivas para impulsar esa transformación.
Así lo afirma Suzette Roldán Medina, Coach Profesional Certificada, quien destaca que hablar de una cultura de coaching es hablar de conversaciones que generan confianza. “Se trata de líderes que no dan respuestas, sino que formulan preguntas poderosas; de entender que el desempeño individual no se potencia con control, sino con conexión”, explica.
De acuerdo con la experta, las organizaciones que adoptan esta práctica no solo obtienen resultados visibles en sus métricas, sino también beneficios intangibles, aunque profundamente transformadores:
Un estudio de la International Coaching Federation (ICF) y el Human Capital Institute (HCI) respalda estas afirmaciones: las organizaciones con culturas sólidas de coaching reportan un 69 por ciento más de compromiso y un 73 por ciento de mejora en el desarrollo de liderazgo. Datos que confirman lo que muchos ya perciben: el coaching no es una moda, sino una inversión estratégica.
En un contexto donde la tecnología y la inteligencia artificial ganan protagonismo en las operaciones de negocio, el potencial humano se convierte en la verdadera ventaja competitiva.
Porque, si la tecnología impulsa la eficiencia, el coaching cultiva consciencia. Y las organizaciones que logren equilibrar ambos caminos serán las que conserven el control, la calidez y la agilidad necesarias para liderar en un mundo digital.
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