En una ocasión recibí a un colaborador que buscó mi intervención ante una situación laboral que ya le había expuesto a su jefe inmediato, y que lamentablemente no había sido atendida por éste, o al menos era lo que parecía pues no había tenido respuesta de su parte. Para el compañero era un asunto de suma importancia que le generaba una afectación en su motivación y desempeño, entonces ¿por qué no lo fue para su jefe?

¿Se equivocó el compañero al dirigirse primero a su jefe para confiarle la situación y buscar su ayuda? No, se dirigió a la figura que en primera instancia debía ayudarlo, la figura que no sólo debe velar porque el trabajo se cumpla, sino también porque quien lo haga esté bien.

¿Es una situación nueva en el contexto laboral? No, con pesar reconozco que es una situación en extremo común el que muchos jefes dejen en segundo plano la atención oportuna de las necesidades de sus colaboradores. Y es que cuando hablamos del rol de las jefaturas, acostumbramos a resumirlo en la selección de su equipo, la evaluación del desempeño, la asignación y delegación de funciones, la motivación y reconocimiento, la comunicación y supervisión del cumplimiento de políticas y procedimientos, la capacitación y desarrollo del personal; pero se nos olvida con frecuencia agregar una muy importante: el interés genuino por escuchar, entender y atender las necesidades del colaborador.

Muchos le llamarán a esto resolución de problemas, sin embargo, luego de reflexionarlo pienso que se trata de algo más profundo e integral. Es tomar conciencia de que aquello que está viviendo el miembro del equipo en el contexto laboral, y que es importante para él, le está restando felicidad, bienestar y productividad. Es entender que esa situación trasciende muchas veces a su vida personal y/o familiar, y que hasta esos niveles pueden llegar las consecuencias.

En una era donde los programas de bienestar ocupan un lugar tan relevante dentro de los objetivos estratégicos de las organizaciones, se hace aún más importante en la gestión de recursos humanos proponer acciones que permitan despertar en las jefaturas inmediatas la voluntad y la ilusión por el servicio a sus colaboradores. ¿Cómo despertar esa conciencia? ¿Será esto un tema de formación de valores humanos? 

Es necesario impulsar programas de desarrollo que apunten a la personalización y humanización de la relación jefe/colaborador. Espacios donde los líderes reconozcan la trascendencia de un liderazgo cordial y puntual, caracterizado por el interés genuino en escuchar y ayudar, por la prontitud en resolver, en tramitar -cuando no dependa de él la solución-, en dar respuestas. Programas que muestren la importancia de reconocer y validar lo que está experimentando el colaborador. En resumen, conocer y comprender el lado humano de la administración de personal.

¿Cuál es el sentido de que las compañías innoven, inviertan y se esfuercen por implementar acciones en torno al bienestar de los colaboradores si tenemos líderes indiferentes a las necesidades de su gente -como el jefe de mi compañero- boicoteando todos esos esfuerzos e iniciativas? 

Cuando abordé el tema con el jefe de mi compañero, y le cuestioné la no atención del caso, la respuesta fue: “Es que he estado ocupado y no he podido verlo”. Es urgente erradicar tanta indiferencia ante las necesidades de los demás.

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