Con frecuencia me dicen: pero, José María ¿no te cansas?, ¿cómo es que sigues haciendo tantas cosas yendo de un lado para el otro? Y yo suelo responder: ya llegará el tiempo en que me coloquen en horizontal y ya descansaré para siempre…

Por supuesto que sufro aeropuertos molestos, camas incómodas, incidentes no agradables. Pero, esos son estados pasajeros. En general, confío, disfruto y voy siendo feliz desde mi creencia y actitud decidida para serlo.

Hay personas que nada más escuchar que hablan de felicidad casi les da una urticaria. Hace unos días escuchaba por la radio a una periodista que prácticamente llamaba tontos a aquellos que se atrevían a decir que se consideraban personas felices.

Lo máximo que aceptaba era tener ciertos momentos de felicidad, es decir yo diría de éxtasis, de subidón, vaya, un orgasmo y ya está bien con eso.

Pero, nuestra experiencia vital nos va demostrando a cada uno de nosotros que esa "felicidad" que se origina, se basa y se sustenta en el placer, desaparece con él. Y vuelta a empezar.

De ahí la búsqueda continua de experiencias cada vez más "fuertes", más impulsoras del placer, es decir, búsqueda de estimuladores externos a toda costa.

Mejor, mirémonos hacia dentro, busquemos nuestro sentido de vida, nuestros propósitos de vida, nuestras razones para seguir viviendo y disfrutando de la vida que vamos creando.

La felicidad aparece entonces como fruto del sentido o significado que damos a nuestra vida desde un compromiso. Un comprometernos con nuestra aportación a la vida, aportación a los demás, aportación a nosotros mismos.

Pero, como ya hemos comentado en otras ocasiones, no pretendas constituir tu vida en una carrera a la búsqueda de la felicidad.

… no llegarás a ninguna parte, o puede que lo que consigas sea la infelicidad.

A veces esa búsqueda, en ocasiones desesperada de algunas personas, me recuerda cuando se obsesiona uno por buscar una persona que te ame... y está claro que es mucho más eficiente el comenzar por amar, lo cual nos llevará... en muchos casos, a ser amados.

El secreto de la felicidad yace, entonces adentro de cada uno de nosotros.

¡¡Búscalo!!

Por otra parte, es importante ser conscientes de cómo influimos en los demás desde nuestro ir por la vida, desde nuestra felicidad o infelicidad.

En ocasiones, cuando nos sentimos estresados, una forma para aliviar esa tensión es dirigir nuestra agresividad hacia otras personas, lo cual es como un intento de procurar la infelicidad de otros desde nuestro no sentirnos bien... lo cual es terrible.

Y, ¿podemos seguir siendo felices en ambientes de no confianza? Difícilmente. La no confianza acrecienta los miedos y lleva a colocar controles, a cerrarse, a no mostrarse tal como uno es… La confianza facilita, propicia, colabora muy significativamente en nuestro "ir siendo feliz".

Por tanto, busca crear y vivir lo más posible en espacios de confianza. Esto te posibilitará también ser más creativo, innovador, proactivo. Aprovechar mucho más tu sentirte libre.

Y esos espacios los vamos creando al ampliar nuestra consciencia del otro, actuando con integridad y benevolencia, entendida esta como una voluntad permanente del bien partiendo de nuestra propia actuación. Al ser benevolente no se trata de tolerar lo ruin ni de conformarnos con la ineptitud y con las actitudes que buscan el mal.

Ese espacio de confianza metafóricamente lo podemos considerar como una fina tela de araña que se va construyendo en base a nuestros comportamientos. Y esa tela de araña hay que irla manteniendo, reforzando y enriqueciéndola en el día a día.

Y, para terminar, ten en cuenta lo que nos dice el gran Noam Chomsky: "Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, que hay oportunidad para cambiar las cosas, entonces hay una opción de que puedas contribuir a hacer un mundo mejor”. “Esta es tu alternativa”.

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